Basándose en los puntos
definidos por Foucault sobre la idea de biopoder, en donde remarca
cinco aspectos fundamentales para que el poder cumpla con un ciclo
vital, tiene en primer lugar la vida de los sujetos. En segundo
lugar el mecanismo de producción, seguido de los mecanismos de
poder. Como cuarto punto el discurso imperativo y por último la
lucha y verdad.
Si bien están divididos
en forma esquemática, el biopoder se sostiene y se retroalimenta por
formas intrínsecas de relaciones. No se puede sostener un poder vivo
sin uno de esos mecanismos de sometimiento y aceptación.
Todo centro de poder
conlleva una periferia de resistencia que en el último punto se
puede vislumbra al plantear la dicotomía por la lucha y la verdad.
En esto no sólo se cierne una oposición sobre el centro de poder,
sino que se transforma en modos de resistencia al centro dominador
desde nuevas estrategias que conforman a la periferia en un nuevo
centro de poder, generando nuevos mecanismos, y con esto la
diferencia de los mecanismos de producción y disciplinamiento,
adecuado y respondiendo a las formas de producción que el
centro-periférico plantea como nuevas verdades y nuevas formas de
poder.
En este sentido no se
establece un centro de poder dominador, sino a un conjunto de centros
que se organizan y constituyen como formas válidas de producción
social.
Ante este planteo, queda
el camino de sin-salida, en donde los mecanismos de producción se
transforman en sistemas reproductivistas de diferentes formas de
accionar sobre la realidad interpretada.
Por otro lado las formas
de verdad se sujetan a los lineamientos discursivos, en donde esa
verdad se transforma en acción discursiva de dominación y
aceptación. Cumpliendo su ciclo vital para reproducirse en nuevas
formas de dictámenes sociales. De esta forma el biopoder se renueva
en su ciclo, se transmite dentro de cada sector que se proclama como
formas válidas de producción. Así el decir imperativo transformado
en verdad se conjuga con las formas productivas, siendo esto una
forma reproductivista de representar y heredar en y de los centro de
poder.
Queda en este entrecruce
relacionar los mecanismos de poder, que son transferibles en la
medida que la reproducción del sistema sea convalidado por los
sujetos que la componen.
Los ciclos se constituyen
por la vida biológica de los sujetos, que en la medida que el
posicionamiento de los juegos de poder se consolidan el tiempo vital
de los sujetos se acorta, de esta forma se busca generar nuevos
mecanismos de producción heredados de la estructura, garantizando el
predominio del poder en el propio centro, adecuando los lineamientos
de disciplina. Este traspaso de poder, por sus ciclos vitales,
conlleva el ciclo vital, no sólo biológico, sino de adecuación de
los discursos imperativos. De esta forma, los estamentos se adecuan
al contexto social confrontando los discursos imperativos y de
validación; formando y generando nuevas realidades sobre los
discursos imperativos y de consolidación de verdades.
Cabe destacar que el
biopoder está ligado, pero esto no es condicionante de la
biopolítica. La relación directa entre ambas es la de formadora de
realidades, transformando los discursos de validación que genera el
poder de los centros y de esta forma consolidando la perpetuidad de
control y dominación. En este aspecto, los movimiento periféricos
de los centros otorgan, por aceptación o resistencia, la validación
del poder, modificando su realidad acorde con la relación política
entre los diferentes sectores.
De eta forma sociedad y
estructura orgánica, generadora de sistema social, conviven
simbioticamente creando y fomentado los discursos de diferencia y
convergencia, o en otras palabras de resistencia y aceptación
disciplinaria.
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