diciembre 11, 2011

La ilusión de la inclusión


La inclusión disciplinaria                                                                                        (fragmento)

Cualesquiera que sea la persona, se integra a un círculo cultural, donde limita sus posibilidades de aproximación a diferentes campos culturales, pero a la vez profundiza sus lazos culturales dándole nuevas posibilidades de expansión de su entorno cultural como de apropiación del mismo espacio. Entonces, cada sujeto esta inmerso en un sistema socio-cultural, que lo define y lo revaloriza desde sus prácticas sociales, sea comprometida, o no, con su contexto social.
Deviene entonces el interrogante clave que da inicio a varias hipótesis y líneas de pensamientos diversificados de acuerdo al eje en que se analicen cada una de las situaciones, esto es en otras palabras, la infinidad de posibilidades de abarcar cada uno de las formas de apropiación de su propia cultura y las formas de acción como agente cultural.
¿Existe una inclusión? Desde el punto teórico que se quiera responder la respuesta sera diferente. Responder sobre la inclusión en materia económica, es tan válida como la necesidad de generar las mismas oportunidades de desarrollo social e individual de cada sociedad. Pero por otro lado, la inclusión conlleva cambios sustanciales en materia cultural. Donde la inclusión se postula desde un posicionamiento epistemológico asimétrico. El concepto de incluir propone un centro de poder que tiene las herramientas necesarias para que el periférico sea parte del juego de poder del propio centro, en este punto la ilusión de la inclusión tiene formas de ayuda humanitaria que propone el financiamiento de todo tipo a los sectores más desfavorecidos. Si bien esto cubre las expectativas a corto plazo, lo que queda por detrás son las las formas de dominación a través de la dependencia del servicio de ayuda comunitaria, el dador se presenta entonces como un voluntariado de mejora social que permite al necesitado poder tener un resumen de los bienes básicos que necesita para la subsistencia. Los programas de ayuda comunitaria tienden en este sentido a cubrir necesidades de base, que optan por abrir un espacio de producción que cubran las necesidades coyunturales de la problemática social.
De todas formas queda expuesto que la inclusión se basa en las tecnologías de la producción -formas de producción de bienes que responden a la interpretación del mundo y a la vez reproducir de forma mecánica el mundo fetichista de los objetos. Quedando desplazado en el juego de inclusión las propias formas de producción de los diferentes campos culturales, o mejor dicho de los diferentes sectores culturales. Las formas inclusivas dentro de las tecnologías de producción conllevan el sometimiento disciplinario de las mismas formas de producción; esto es, disciplinar a los cuerpos para una economía de la producción y dócilizar la mente para el mejor funcionamiento del cuerpo1, evitar de estas formas las rupturas sociales para una mejor mecanización productiva. Estas formas de adoctrinamiento basado en las tecnologías de yo, que regula la conducta somete las voluntades a la misma interpretación social y cultural. Implementada desde el poder eclesiástico, donde la confesión es parte de la docilidad esperada para el incluido y a la vez la de poder moldear las formas de interpretar al mundo y con esto las formas de producción, donde directamente se impone la tecnología del poder.
Estas tres tecnologías mencionadas en sus formas vinculantes y vinculares, vistas por M. Foucault, hacen de la inclusión social un espejismo. El espejismo como ilusión es la de poder incluir a sujetos de determinada sociedad modelo, en otras palabras incluir al modelo y no al sujeto que por definición es auténtico -como imagen opuesta a la ilusión-.
Se espera del incluido una respuesta social, que esté acorde con el modelo imperante, mismo modelo que el propio centro de poder propone a los sectores que el centro desplazó y desplaza en la suerte de inclusión social y cultural. Se excluye para poder poner en marcha las tecnologías de control, ya el sujeto no es dominado por el castigo, sino por el control desde las tecnologías aplicables para la docilidad del sujeto.
Los sistemas por excelencia de dominación y de supresión de la identidad original son las instituciones, formadas para la aplicación de las tecnologías de control, sean jurídicas, educativas, hospitalarias, etc. instituciones fundantes y necesarias para la constitución de una sociedad. No se intenta endemoniar a las instituciones, sino de proponer una lectura que se va ajustando a los diferentes modelos sociales y a las diferentes políticas de inclusión social.
Las formas de ilusión de inclusión desde los propios centros de poder, se naturalizó en las sociedades, por los menos en las occidentales, desde los enunciados, en donde el otro no tiene más lugar que es uno ajeno al otro, que sostienen y fomentan el sistema de exclusión social. En todos los campos culturales existe la fuerza endógena propuesta por el mismo centro de poder del propio campo, esto revitaliza y reactiva el juego de la puja del poder central del propio campo. Así como en el sistema de la biopolítica2, en donde las tecnologías están propuestas por el centro de poder que regulariza el funcionamiento de los ingresos y egresos3 de los diferentes sectores sociales, en los campos culturales se ponen en manifiesto las tecnologías de control que el propio centro estipula como identitario del campo al que pertenece. De esta forma se hereda las estructuras que reproducen sistemáticamente las tecnologías deshumanizadas del control social. En este sentido, incluir en el sistema social es parte del mecanismo de consumo y de acumulación de bienes, en donde el grado de sociabilidad se estipula por el grado de consumo y acumulación4. Esta imagen de capitalización como forma de perpetuarse en el poder central de los campos culturales refleja el grado de centralidad o de periferia, el estatus de pertenencia se proyecta por la acumulación de los bienes representativos del campo cultural, así las acciones que identifican a los campos se superponen con los recursos que la actividad necesita para ser desarrollada. Las posibilidades de pertenencia y con esto de apropiación se estipula por el alcance de poder ejecutar la acción identitaria del campo. Lo mismo a nivel macro social, en donde las posibilidades de acceso a las herramientas y al consumo de los bienes culturales y económicos son los que posicionan el control de pertenencia y con esto estipular el centro de poder cultural. Estas formas de pertenencia a través de los bienes gananciales y del acceso a los bienes culturales, es otra de las formas de inclusión ilusoria del sistema socio-cultural. La valoración de pertenencia se establece desde el mundo fetiche de los bienes acumulados, en donde el cambio de paradigma cultural reflejan el movimiento constante de pertenencia y la rotación propia de los mercados e industrias de producción.
El consumo no se establece por la demanda, sino por la apropiación de un discurso demandante. El poder central se proyecta desde la dialéctica política, de esta forma la proposición de consumo de los bienes materiales se establece por un incremento de la formación de consumidores, que a través del tipo de consumo se identifican en determinados sectores sociales. Ya no se plantea el sujeto social, sino el sujeto de consumo. Dicho de otra forma, el sujeto de consumo es la objetivación del sujeto y con esto la sujeción a las producción de bienes materiales y culturales. Así tanto el sujeto de consumo objetivado por los intereses de producción como el mundo fetichista de los objetos son las referencias que se establecen para generar la ilusión de la inclusión.
1“... métodos que permiten el control minucioso de las operaciones del cuerpo, que garantizan la sujeción constante de sus fuerzas y les imponen una relación de docilidad-utilidad, es a lo que se puede llamar las "disciplinas". (Foucault M. 2008:159-16o)
2El sistema de la biopolítica no se centra en el adoctrinamiento del sujeto sino en su endeudamiento con los sistemas de control y dominación.
3“El control se ejerce a corto plazo y mediante una rotación rápida, aunque también de forma continua e ilimitada, mientras que la disciplina tenía una larga duración, infinita y discontinua. El hombre ya no está encerrado sino endeudado. Sin duda, una constante del capitalismo sigue siendo la extrema miseria de las tres cuartas partes de la humanidad, demasiado pobres para endeudarlas, demasiado numerosas para encerrarlas: el control no tendrá que afrontar únicamente la cuestión de la difuminación de las fronteras, sino también la de los disturbios en los suburbios y guetos”. (Deleuze, G. 1997:283-284)
4Cuando los empresarios hablan de abandonar la idea de vender los productos uno por uno a tantos clientes como sea posible y, por el contrario, que hay que concentrarse en establecer relaciones a largo plazo con cada cliente individual, lo que de hecho están destacando es el potencial que tiene la mercantilización de la completa experiencia vital de una persona. Los especialistas en marketing han acuñado la frase «valor de la esperanza de vida» (VEV) Rifkin, J. (2000) La Era del Acceso

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